Mucho se habla de las redes sociales y su poder. De los cambios que ha traído a la sociedad, de lo que las empresas pueden conseguir a través de estas plataformas, de los peligros que puede conllevar su uso entre los más jóvenes, de cómo sirven este tipo de herramientas para provocar y organizar revueltas sociales…
Pero para mí hay una que destaca sobre todas las demás y de la que quiero hablar: la posibilidad que ofrecen estos medios para dar difusión y unir a las personas en favor de iniciativas sociales.
Estos días, en que tanto se habla sobre el uso de estas herramientas para fomentar las acciones de protesta y los disturbios en Londres, en otra parte de Europa estamos utilizando los mismos medios para dar a conocer y buscar la solidaridad hacia Saray Li, una pequeña luchadora canaria que, con sólo siete años, ha sufrido ya más de lo necesario y que se agarra a la vida como nadie.
Hemos iniciado una revuelta social en internet para apoyarla, mostrar nuestra solidaridad e intentar conseguir apoyo económico para que Saray Li pueda tener la oportunidad de recibir nuevos tratamientos médicos que le ayuden a sobrevivir a una grave enfermedad. Una revuelta delante de las pantallas, a golpe de ratón; una revuelta llena de amor, cariño y buenos deseos, todo a través de las plataformas de social media y bañado de mensajes en Facebook y tweets.
En torno a este objetivo, somos muchos, los que desde todas las partes del estado y ya también desde diferentes países, hemos formado una gran marea humana en internet, apoyando públicamente a Saray Li y buscando la solidaridad de la buena gente que hay por el mundo.
Y lo estamos consiguiendo con las pequeñas aportaciones personales de cada uno. El que sabe escribir, redacta; el que sabe de internet y redes sociales, lo organiza y lo menea; el que puede da su apoyo en Facebook o Twitter; el que sabe idiomas, lo traduce para poder difundirlo mejor; el que sabe rezar, ora en público; el que quiere dar testimonio, escribe un comentario; el que busca apoyos, lo mueve entre sus contactos … y así miles de pequeños gestos que están haciendo que este objetivo común se convierta en una realidad.
La mayoría de nosotros ni siquiera nos conocemos en persona. Y muchos, mantenemos relación entre nosotros solamente a través de internet. Otros, pese a no saber ni quiénes éramos, han conocido el caso en Facebook o en Twitter y no han dudado en retweetear un mensaje o escribir un mensaje en el muro del grupo que hemos abierto en Facebook. Todos unidos.
Este es el aspecto humano, solidario y positivo de las redes sociales. Ésto es usar las nuevas tecnologías y medios para darles más peso, si cabe, a los valores humanos. Yo lo tengo claro.
Los que nos dedicamos a este trabajo a nivel profesional, estamos acostumbrados a que nos digan que las redes sociales son una pérdida de tiempo, que somos cuatro chalados que nos dedicamos a lanzar mensajes en Facebook y Twitter y a hacer vídeos para YouTube…
Pero esto es mucho más.
Es la representación más clara de que internet sirve para mucho más. Miles de personas anónimas, desconocidas y de muy diferente condición, pero que hemos emprendido un mismo camino, lleno de pequeños gestos. Que estamos colaborando juntos, sin importar de dónde somos, a qué nos dedicamos, o qué pensamos cada uno.
Entre todos hemos conseguido dar ejemplo de solidaridad, de amor, de cariño, de esperanza, de colaboración, de optimismo y de tantas cosas más, que estoy segura de que esto no va a terminar aquí.
Que no me vuelva a decir nadie que las redes sociales son una pérdida de tiempo. Porque al primero que lo haga, le contaré el caso de la iniciativa de apoyo a Saray Li, nuestra princesa del viento, que sólo vía internet ha conseguido más que lo que se hubiera logrado batallando entre elegantes despachos.
¿Sabéis lo que os digo? ¡Que gracias a las redes sociales!
3 comentarios
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12 agosto, 2011 a 20:06
Nina Queral
Gracias Amaia!!
La verdad es que las redes sociales tienen su parte buenísima, y para ejemplo un botón.
A mi me tiene emocionadísima la respuesta de la gente, y no hablo solo de la familia adoptante, que ya llevamos un año sensibilizados con el tema, desde que la peque enfermó. Lo que más me emociona es que gente totalmente desconocida apoye la iniciativa en twitter, FB,… Que hagan sus aportaciones económicas, que manden su energía, que los que son creyentes recen… Gente anónima que ha hablado con médicos buscando alternativas…En momentos, en los que se hablaba de falta de valores de la sociedad actual, estamos viendo que en cuanto hay algo que vale la pena, la gente sigue movilizándose.
María, para mi, es un placer batallar a tu lado, más que un lacer, es un verdadero honor. Te quiero y te admiro, ya lo sabes.
Un besazo,
Nina
12 agosto, 2011 a 19:20
"Maria de Lanzarote"
¡Biennnn, amiga Amaia! Suscribo todas y cada una de tus palabras! Este es un texto hermoso en todos los sentidos, en el fondo y en la forma, por lo que cuenta, por quién lo cuenta, y para lo qué lo cuenta ;-))
Amiga, amigos, amigas, compis de tantas batallas, es un placer contar con ustedes, con el entusiasmo y empeño que ponen en todo lo que hacen. Y si siempre es un placer, de verdad, en este caso que quien está detrás es nuestra «Princesa del Viento» lo es mucho más.
Me gusta esta alegoría de «Princesa del Viento», me gusta porque el «Viento» me evoca y recuerda la fuerza que empuja a Saray y a sus padres, Manoli y Beni, a seguir luchando, a no rendirse.
Me gusta, me gusta mucho porque «Viento» también es esta fuerza que no cesa y que nos mantiene unidos a través de estas redes, que nos mantiene en movimiento provocando la marea humana que en estos días no deja de crecer con y por Sara Li.
Gracias, a ustedes, personas que empujan como el viento!
12 agosto, 2011 a 23:24
Adela
Mi querísidisima amiga Amaia, yo también me reafirmo en cada una de tus palabras, y aprovecho para decirte que te doy infinitas gracias por estar ahí, por saber estar, por entregar todo tu corazón y energía sin nada a cambio, solo una cosa: una oportunidad para Saray; Gracias por enseñarnos a sacar nuestro lado más humano.
Maite Zaitut
Adela